Sexto día (parte 11): Bazar Oriental

De visita obligada es el Bazar Oriental, una especie de mercadillo de varias plantas para encontrar el regalo adecuado. Aquí compramos paipais y velas que tienen forma de sushi, muy cachondas. Pero lo más son los kimonos (también hay vajillas pero para el treslado es complicado). Mi hermano hace dos años me trajo uno corto muy chulo. El problema del kimono es cuándo te lo pones. Así que, en realidad, nunca me lo he puesto.

Lo más gracioso fue encontrarnos dentro con una dependiente que en cuanto me descuidé se puso a hacerme un masaje. Me explico. Llevábamos mucho rato caminando y me dolía el cuello de cargar con unas bolsas al hombro. La dependienta vio que mi chico me hacía un masaje en el cuello y cuando me quise dar cuenta estaba frotándome el brazo, a la altura de la muñeca, dando a entender que para ese dolor la cura estaba en otro lado del cuerpo. Me hincó la uña, la muy salvaje, pero sí es cierto que dio algo de resultado.

Entrada del Bazar Oriental, muy recomendable por barato.


Jose con el kimono que se llevó de regalo.


Unos zuecos típicos.


Un kimono muy serio.


Sushi en forma de vela, ideal para regalar.