4.10.06

Segundo día (parte 1): llegada a Narita

No nos creemos que, por fin, hayamos llegado. En el avión ha habido tiempo para ver alguna peli y sobre todo dormir algo. Hemos perdido un día volando y tememos el jet lag. Me da pavor: el jet lag que sufrí en Nueva York el año pasado me obligaba a levantarme cada mañana a las seis. No podía dormir más allá de esta hora, me acostase a la hora que fuera.

Lo recomendable es adquirir un billete de lo que ellos llaman Limousine Bus, por (al cambio y para entendernos) 3.000 pelas (si cuentas los yenes como si fueran antiguas pesetas te puedes hacer mejor a la idea). Hay 19 andenes de diferentes buses. En cada no hay japoneses con guantes que te cogerán la maleta y te la colocarán en el maletero. No aceptan propinas. De hecho en Japón no existen las propinas. Se llegan a ruborizar si les das cualquier billete. Increíble. Lo mismito que en Cuba.


Parece mucha pasta pero cógete un taxi que ya verás qué risa (la bajada de bandera son ya 600 pelas)y el recorrido es casi de dos horas hasta el centro de Tokyo, ya que el aeropuerto de Narita está lejísimos.

Estos son los enlaces entre las dos terminales y el recorrido del Limousine Bus. Un cacao maravillao.

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