4.10.06

Segundo día (parte 4): sushi de cera en Ginza

Encontramos en Ginza varios restaurantes que te muestran el género en el escaparate. Esto es muy normal aquí: colocar los platos en cera para que veas lo que puedes comer. Como nuestros platos combinados. Así te quitas el marrón (y ellos) de tener que explicar lo que quieres. Eso sí, lo tendrás fatal para saber si lleva o no picante, especias o algún tipo de animal o verdura que no te mole. No te podrás comunicar.

Al lado de nuestro hotel podías ver sopas.


Y hasta carne (para que luego digan que sólo se come pescado).


Las réplicas en cera están muy conseguidas y se venden en algunas tiendas. Estas del barrio de Ginza son de un restaurante caro. Mira qué buena pinta.


Pero hay otras, como las de este otro restaurante de sushi, en el que no lo están tanto y parecen como de plasticorro.


Al final nos decidimos por un restaurante de sushi que no tiene estos carteles en la calle. Vamos a la aventura a saco. Cenamos de maravilla. Sólo sirven sushi (en Tokyo los restaurantes son tematizados), que gira en una rueda por delante de nuestras narices. Mientras tú coges el plato que quieres (el tema es que te entra por la vista) hay un japonés que lo va preparando y dejando en la rueda.


Los más elaborados los preparan dentro en la cocina. Hay no parecido cerca del Palacio de Congresos de Madrid. La mayor diferencia es el precio. Cada plato cuesta 150 pelas, muy barato, por lo menos en comparación con Madrid. En lo que te clavan es en la bebida. Para rematar pedimos cerveza de aquí, la Sapporo, buenísima. No hay más opciones: o cerveza o agua del grifo. Tienen adosados a la mesa unos grifos que echan agua caliente gratis. Nosotros pasamos, claro. El camarero sólo aparece al final para contarte los platos que has consumido (como si fueran los pintxos de Bilbao) y gritárselos a la cajera. Pagas en la caja y fuera.

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