De camino a nuestro hotel (el hotel Shiba Park, cerca de la Tower Tokyo, una réplica en pequeño de la Torre Eiffel) descubrimos que los bosques y la ciudad se mezclan de una forma sorprendente. Hace calor, hay bochorno (se habla siempre de un 80% de humedad). Pasamos cerca del parque de atracciones Disney Tokyo, de una noria gigante, por autopistas que se triplican unas encima de otras. Cuando entramos en la ciudad me recuerda a las calles de Nueva York, con espaciosas aceras y grandes carriles para los coches. A mi hermano le recuerda a Washington. Vemos los jardines imperiales que abren en muy pocas ocasiones (de hecho nosotros no pudimos verlos), y hacemos varias paradas (en los hoteles Imperial Hotel y en el Tokyo Prince Hotel, que tiene un magnífico templo muy cerca).
Llevamos en pie no se sabe cuántas horas pero al dejar las maletas en el hotel sólo son en Tokyo las 5 de la tarde, así que no hay que desaprovechar el tiempo. Vamos andando al barrio de Ginza, el más caro. No hay mucho que ver, así que queremos verlo rápido y cenar algo en cualquier sitio. Nos hemos prometido comer siempre diferente, a ver si rompemos el tópico de que sólo se puede comer pescado en Japón.
De camino a Ginza nos encontramos esta máquina en la que se puede ver la Pepsi Nex y debajo la cara del actor Tommy Lee Jones.
Pero hay más.
En Japón es muy normal que los actores y cantantes occidentales anuncien productos. Algunos quedan al final muy ridículos. Pero otros, como los de Kiefer Sutherland están muy logrados. Como este anuncio para una marca de bebida sin calorías, en el que el actor hace de Jack Bauer en la serie 24 en medio de colegialas niponas en el metro de Tokyo.
También vemos la primera gasolinera y cual es nuestra sorpresa cuando comprobamos que las mangueras están enganchadas al techo. Ver a los japos saltando para pillarlas no tiene precio.
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