Nos levantamos a las 8, bastante bien para el supuesto y temido jet lag. Antes de salir a la aventura, reservamos para mañana ver sumo. Se celebra muy pocas veces al año y hemos tenido la suerte de estar aquí para verlo. Por casi 10.000 pelas te lleva una guía, ves el museo de sumo y la competición durante varias horas. Todo lo hacemos a través del hotel, y de una empresa que se llama Sunrise Tours. Decidimos desayunar hacia las 10 de la mañana en una cafetería. Hay muchos Starsbucks y cafeterías de este estilo.
Galletas muy occidentales (y pelín caras).
Propongo aprovechar que hoy es domingo y ver el que es el considerado mayor mercado de antiguedades de Japón, sólo abierto el tercer domingo de cada mes. Está en el barrio de Marunouchi, cerca del Foro Internacional de Tokyo (tipo el Ifema de Madrid). Para ir hasta allí hay que coger el metro, claro. Otra odisea. En Tokyo hay una buena red de trenes (algo caros si sales fuera de Tokyo) y una buena red de metro (más barato). El metro tiene dos líneas grandes (la línea Toei y la línea Tokyo) que agrupan un total de 13 líneas. Hoy vamos a la estación de Tokyo, que es como el centro porque cerca está el Palacio Imperial.Hay información en español aquí
En la entrada del hotel, cerca del metro.
También hay líneas de autobuses, como la Hato Bus, que mola porque su logo tiene a una viajera Hello Kitty, todo un emblema en este país. En esta imagen también puedes ver el tren, cómo los raíles suelen pasar por encima de tus cabezas.
En el metro no hay aglomeraciones como se piensa a no ser que vayas a primera hora de la mañana. Tampoco ves los vagones exclusivos para mujeres (la única slución para acabar con los sobones), que sólo se encuentran en algunas líneas y se usan cuando van los vagones muy llenos. Los asientos del metro son como sofas, impecables. La gente no hace ningún ruido. De hecho, es paradójico que en una ciudad con tanto ruido en la calle, esté prohibido en el metro llevar el móvil encendido.
Lluch entre el Raphael japonés y un anciano (son muy longevos, como nosotros).
Hay carteles avisando de que los móviles no deben sonar.
En el metro, como en Londres, el ticket tienes que meterlo para entrar y salir. Si te equivocas en el precio tienes unas máquinas para pagar lo que falte a la salida. Si no tienes ni idea del precio tira siempre por lo bajo. Lo más cómodo es que compres un billete que te vale para todo el día (también para buses) que cuesta 1.000 pelas. Parece mucho pero ten en cuenta en los transbordos también se pagan. Como lo oyes. No te dejan muchas más opciones. De todas formas las máquinas también están en inglés. No es muy difícil.
La entrada (sin puertas ¿eh?)
Una línea de metro.
Una valla publicitaria dentro del metro. Los japos también son jachondos.
Tradición...
... y modernidad (el tipo llevaba unas zapas con la lengua de los Rolling Stones).
Las anillas cutres para agarrarse (a nosotros nos daban en la cabeza, son muy pequeños).
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